Tuesday, April 17, 2007

KOLISRAEL.TV: Re: KolIsrael.TV - ¿Para qué sirve ser judío? Un documental de Leandro Katz y Matías Duek

Re: KolIsrael.TV - ¿Para qué sirve ser judío? Un documental de Leandro Katz y Matías Duek
de funambular funambular - Monday, 16 de April de 2007, 23:14
 

Absolutamente impresionante este vídeo. Impresionante, maravilloso.

Una experiencia rara y asombrosa cuando, de repente, al escuchar los testimonios de otros y de unos, uno comienza a revivir su propia historia, paso por paso. Negar y renegar de cualquier clase de religiosidad, primero; leer en alguna parte la palabra neshamá y escuchar, a continuación, unas músicas que te paralizan el alma y te hacen llorar y no sabes por qué; amar mucho y, de puro amor, decirse "está bien, no puedo dar la espalda a lo que no conozco, no puedo decir no a lo que no sé"; la sensación, por momentos, de estar volviéndote loca, de que nada cuadra con nada, de que tus discursos no son compatibles, de que seguir ese camino hermoso es una suerte de autoinmolación y es locura; el desencanto; perder amigos porque, de repente, creen que te enloqueciste, que te abdujeron, que se ausentaron tu capacidad de comprensión, tu juicio y tu inteligencia; perder todos los pretextos; experimentar la voluntad, de puro dolor, de retirarte, de de-volverte, de retornar a tus corduras chicas; y, pese a la rabia, pese al desconcierto, pese al miedo, sola y casi temblando, la imposibilidad de abandonar; hacer tefilá llorando y en secreto; los amigos de siempre, que se siguen marchando porque no comprenden; y no hay ni siquiera el bálsamo de amigos o de compañeros otros porque en el camino hermoso dudan de ti, de que tu paso sea franco, de que lo quieras en verdad, de que, en verdad, lo merezcas; no quieres imaginar lo que puedan estar hablando de ti a la salida de sus templos, en sus cenas, cómo se referirán a ti, sólo porque llegaste la última y aún nadie te alcanza a creer; sentir pasar el tiempo y, al cabo, la certeza de que todo está en su lugar, de que no hay más discursos que se contradicen y que, después de todo, no has dejado de decir lo que decías hace cuatro años, siete, diez, y que es posible decir todo eso y decir también el camino hermoso; y ver los testimonios de tantas personas que vivieron procesos parecidos y poder condecir casi cada palabra, y saber que no hay más nada que decir ni más nadie a quien explicar; que cada quien está en su camino y está en su lugar; que los caminos siguen estando, todos, aun si hermosos, aun si ciertos, llenos de interrogantes que se antojan estallidos de fiesta; que puedes revivir cada una de las palabras que escuchas a los javerím que hicieron teshuvá, y que,de alguna manera, estás al cabo de un camino (el cabo de un camino que es principio siempre, que cada día está por comenzar).

Escuchas los testimonios, revives los últimos años, centímetro a centímetro, minuto a minuto, paso por paso: las desconfianzas que te infligieron; las dudas de que fuiste blanco, una vez y cien mil; todas las negativas. Y lo recuerdas con una sonrisa calma, sin sombra de resquemor ni de rabia. Y no sabes qué va a ser mañana, pero sabes, rotundamente sabes lo que estás viendo en presente. Y lo que estás viendo, lo que veo, es lo que decía uno de los testimonios del vídeo: algo así como que, de repente, estoy aquí, y, aun cuando dudara, aun cuando no supiera dónde ni por qué estoy, sé que no hay una píldora que tomar para que me devuelva a esa otra esfera que habité un día. Sólo sabes, íntimamente sabes que es un camino sin retorno. Un camino especialmente difícil para quienes no somos judíos (y se cansarán de repetirnos que bah, que no hay necesidad de convertirse, que uno puede ser, tan ricamente, bnei Noaj: "¿y qué hago con la Torá?", me pregunto). Un camino que, sin embargo, no está hecho de rupturas, de alejamientos, de desentendimientos, sino de re-unión, de tendidos, de ligazones nuevas sobre lo mismo, sobre lo que es más de uno, de acercamiento. Y que no te vas, sino que llegas. Que no estás más lejos, sino más cerca, cada vez, de los tuyos. Aun de esos que te miran raro y no tienen nada para decir porque nada de reprobable hay, pero que miran y miran y no salen de su asombro y no acaban de comprender.

Disculpad la perorata larga sonrisa Quizás era el momento de decir todo esto que me ha acompañado a lo largo de los últimos años sonrisa

Lo comparto con vosotros, con todas mis brajót.


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